Traducido de Medical Therapy and Health Maintenance for Transgender Men: A Guide For Health Care Providers.
Frecuentemente
se asume que la testosterona produce efectos cardiovasculares
adversos porque la gente con mayores niveles de testosterona endógena
(hombres) tienen un riesgo mayor de enfermedad cardiovascular
temprana que la gente con niveles menores de testosterona endógena
(mujeres). Sin embargo, saber si esto es causativo o meramente una
correlación es la pregunta importante a lo hora de considerar los
riesgos y beneficios del tratamiento con testosterona (tanto en
hombres transgéneros como en hombres cisgénero con hipogonadismo).
Puede ser que otros dimorfismos sexuales biológicos o diferencias en
el entorno y comportamientos sean responsables por los aumentos en
morbilidad y mortalidad en hombres cisgénero. De hecho, en los pocos
pequeños estudios en la bibliografía sobre varones castrados
(principalmente hombres institucionalizados y cantantes castrati
castrados antes de la pubertad) no hubo una disminución
significativa en la mortalidad por enfermedad cardiovascular al
compararlos con varones no castrados1.
En
hombres biológicos, los niveles de testosterona que son o
considerablemente por encima o por debajo de lo normal
están asociados con un mayor riesgo cardiovascular2,3.
Un solo estudio retrospectivo en la bibliografía sobre 193 hombres
trans tratados con testosterona (rango de dos meses a 41 años) por
la Clínica de Disforia de Género de Ámsterdam de 1975 a 1994 no
mostró ningún incremento en la mortalidad o morbilidad
cardiovascular al compararlos con la población general de mujeres
holandesas4.
Sin embargo la ausencia de evidencia no es evidencia de
ausencia. Un efecto perjudicial
pequeño o moderado, o incluso ventajoso, es bastante posible, aunque
un efecto muy grande es improbable.
En
hombres cisgénero, el tratamiento androgénico (especialmente con
testosterona oral o con dosis suprafisiológicas) puede
afectar adversamente el perfil lipídico de la sangre causando
disminuciones de HDL, aumentos de LDL, y aumentos de triglicéridos y
niveles de homocisteína. Sin embargo, estos efectos se encuentran
menos significante y consistentemente con dosis normales de reemplazo
de testosterona y con formulaciones no orales. Los estudios han
mostrado incluso disminuciones en LDL o colesterol total con
tratamiento de testosterona no oral5.
Sin
embargo, se desconoce la respuesta definitiva. En hombres transgénero
la testosterona puede causar cambios negativos en el perfil lipídico,
lo cual es un factor de riesgo conocido para enfermedades
cardiovasculares. El tratamiento androgénico, aunque tiende a
disminuir la grasa corporal en general, también redistribuye la
grasa hacia el patrón típico de obesidad abdominal de varón6,
lo cual está asociado con peores riesgos cardiovasculares que la
grasa almacenada en los glúteos y caderas. El tratamiento hormonal
con hormonas del sexo opuesto también está asociado con un
incremento en la masa de grasa visceral en hombres transgénero7,
lo cual es un factor de riesgo conocido para la cardiopatía
isquémica. Además, el tratamiento androgénico puede causar un
aumento de peso y sensibilidad a la insulina disminuida (empeorando
cualquier predisposición para desarrollar diabetes de tipo II)8.
La administración de andrógenos en hombres transgénero también ha
sido asociada con un aumento de homocisteína en plasma, factor de
riesgo independiente conocido para la cardiopatía isquémica9.
La endotelina es un potente vasoconstrictor proinflamatorio asociado
con un mayor riesgo de cardiopatía isquémica e hipertensión
arterial pulmonar. Los niveles en suero de adiponectina también
disminuyen con el uso de testosterona10.
La adiponectina es una hormona segregada por los adipocitos que
regula el metabolismo de la glucosa y los lípidos y ejerce un efecto
antiinflamatorio en el endotelio vascular. Niveles más altos están
asociados con un menor riesgo de cardiopatía isquémica. Un pequeño
estudio demostró que la reactividad vascular evaluada por respuesta
periférica vascular a un vasodilatador medida por ecografía está
disminuida en hombres trans tras tratamiento androgénico11.
Además,
los niveles suprafisiológicos de andrógenos (generalmente debido al
abuso de esteroides en deportistas) pueden estar asociados con
riesgos considerablemente
mayores de accidente cerebrovascular e infartos de miocardio incluso
en pacientes jóvenes y por lo demás sanos12,13,14,15.
Desafortunadamente, la única bibliografía publicada sobre niveles
de andrógenos suprafisiológicos y accidentes vasculares en adultos
sanos son casos clínicos. Como se desconoce el denominador que
consiste en todos los individuos que abusan esteroides anabólicos,
no es posible una determinación significativa de la verdadera
incidencia y riesgo relativo. Sin embargo, los más de doce casos
publicados de catástrofes vasculares en jóvenes deportistas de lo
contrario excepcionalmente
sanos que abusan andrógenos sugieren que puede que exista una
relación. Así que es fundamental enfatizar a los pacientes que con
respecto al tratamiento androgénico, más no
es mejor y puede ser considerablemente más arriesgado.
Pero
los andrógenos no son necesariamente completamente perjudiciales. De
forma aguda la testosterona causa dilatación de las arterias
coronarias16,17,
y en hombres con niveles de testosterona dentro del rango
fisiológico normal, los niveles
más altos pueden de hecho estar asociados con un ligero descenso
de enfermedades cardiovasculares18.
En una revisión reciente de 39 artículos en la bibliografía médica
estudiando la relación entre niveles de testosterona y cardiopatía
isquémica en hombres, ninguno encontró una relación positiva, 23
no encontraron relación, y 16 encontraron una relación entre
niveles menores de testosterona sérica e incidencias más altas de
cardiopatía isquémica19.
En hombres mayores con hipogonadismo, el reemplazo de testosterona
(en dosis comparables a las prescritas a hombres transgénero) no
mostró evidencia de incremento en el riesgo de enfermedad
cardiovascular20.
Además, la disminución de colesterol HDL vista con el tratamiento
con testosterona puede que no refleje un incremento real en
aterogénesis. Puede ser que esto refleje un transporte opuesto
acelerado de colesterol produciento un efecto neto antiaterogénico21.
Una
hipótesis interesante pero no estudiada es que cualquier aumento en
el riesgo de cardiopatía isquémica en hombres transgénero, si está
presente, puede que no se deba completamente a la administración de
andrógenos, sino que de hecho se deba a un riesgo mayor preexistente
conferido por el mismo mecanismo que puede resultar en o estar
relacionado con el transexualismo. Se ha sugerido que el trastorno
de identidad de género [actualmente disforia de género]
FTM se debe a influencias prenatales de andrógenos que dejan huella
en el cerebro causando una diferenciación masculina del sistema
nervioso central22.
También se ha suferido que el efecto de los andrógenos prenatales
causa otros dimorfismos sexuales que predisponen a la cardiopatía
isquémica23.
Además, los hombres transgénero tienen una incidencia mucho mayor
de síndrome de ovario poliquístico (SOP) y la resultante
androgenización preexistente24,25.
El SOP por tanto tiene una incidencia mucho mayor de hipertensión,
intolerancia a la glucosa, y dislipidemia26.
Los propios mecanismos que podrían promover el desarrollo de una
identidad de género masculina en hombres trans puede que sean la
causa real de cualquier incremento en incidencias de cardiopatía
isquémica.
Para
el mantenimiento de la salud y las revisiones lo más seguro es
probablemente ser conservador y asumir que los hombres transgénero
tienen un riesgo cardiovascular mayor que el de una mujer biológica
de edad y estado de salud similares, pero probablemente no peor que
aquel de un varón de edad y estado de salud similares. Debido a este
posible riesgo adicional con el tratamiento androgénico, se hace muy
importante mejorar los factores de riesgo cardiovascular
modificables. El factor de riesgo modificable más importante para
muchos hombres trans es el abuso de tabaco.
Sin embargo, dejar de fumar no debería presentarse como un requisito
absoluto para el tratamiento hormonal ya que esto no sólo ignora la
autonomía del paciente sino que incrementa la probabilidad de que
los pacientes sientan la necesidad de ocultar información a los
profesionales. Como con cualquier otro paciente, la educación
persistente, apoyo, y asistencia, son el mejor camino hacia el
objetivo máximo de mejorar el cuidado personal.
Otros
factores de riesgo modificables que deben hablarse con los pacientes
incluyen: dieta, ejercicio, y control de la hipertensión,
hipercolesterolemia, y diabetes. El descubrimiento de hipertensión,
hipercolesterolemia, o diabetes debe tratarse como con otros
pacientes, y no debe inmediatamente requerir el cese o ni siquiera
una disminución significante de la dosis de testosterona. Un médico
tratando a un varón cisgénero de mediana edad que desarrolla
diabetes no consideraría la privación de testosterona para tratar
la enfermedad de su paciente, y esto tampoco debería ser
necesariamente el caso con un hombre trans de mediana edad.
Los
profesionales pueden tener una ventaja adicional al aconsejar a los
hombres transgénero sobre estilos de vida saludables comparado con
otros pacientes. Con el alivio después de toda una vida de disforia,
los hombres trans pueden despertar un nuevo deseo de mejorar su dieta
y ejercicio. Una vez la imagen corporal del paciente se convierte en
una que le es más cómoda, puede encontrarse más motivado para
mejorar esa imagen. Uno de los autores de este texto tuvo una pérdida
de peso sustancial y sostenida de aproximadamente 40 kg tras ser
finalmente tratado por su disforia de género.
Referencias:
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11McCredie
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15Madea
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16Bhasin
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Infectious Disease. 37(S2) S142-9. 2003.
17Webb
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18English
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19Wu
F, and VonEckardstein A. “Androgens and coronary artery disease.”
Endo Reviews. 24(2):183-217. 2003.
20Hajjar
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82:3793-3796. 1997.
21Wu
F, and VonEckardstein A. “Androgens and coronary artery disease.”
Endo Reviews. 24(2):183-217. 2003.
22Gooren
L, and Kruijver F. “Androgens and male behavior.” Mol
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23Liu
P, et al. “Androgens and cardiovascular disease.” Endo Reviews.
24(3):313-340. 2003.
24Balen
A, et al. “Polycystic
ovaries are a common finding in untreated female to male
transsexuals.” Clin Endo. 38(3):325-9. 1993.
25Futterweit
W. “Endocrine therapy of transsexualism and potential
complications of long-term treatment.” Arch Sexual Behav.
27(2):209-226. 1998.
26Ehrmann,
D. “Polycystic Ovary Syndrome.” NEJM. 352:1223-36. 2005.
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