Lo primero que hay que tener en cuenta es que al utilizar un buscador como Google, los resultados obtenidos quedan ordenados por popularidad, la cual no siempre es indicativa de calidad. Por ejemplo, al buscar casi cualquier cosa relacionada con la transexualidad masculina en inglés aparece un blog (al que no voy a dar publicidad) que en lugar de presentar información objetiva se dedica a exagerar y malinterpretar los efectos secundarios de las hormonas y las cirugías para intentar convencer a la gente de que la transición nunca es una decisión correcta y que todos los hombres transexuales somos en realidad mujeres. Si no se tiene en cuenta el contexto en el que se presenta ese contenido, uno podría pensar que es información veraz e imparcial cuando en realidad no lo es. De hecho, he conocido a varios chicos que retrasaron su transición por lo leído en ese blog.
Al evaluar la fiabilidad de una fuente de información se deben tener en cuenta varios criterios:
- Autor. Quién proporciona la información, cuáles son sus credenciales, su reputación, con qué intención comparte ese contenido, qué conflictos de interés tiene, cómo ve la transexualidad, etc.
- Localización de la información. Dominio del sitio web (.gob, .gov, .int, etc.), si se trata de una revista científica, un blog personal, un periódico, una nota de prensa, etc.
- Fecha de la información. Algo muy importante sobre todo respecto a la información médica, porque las cosas pueden cambiar mucho en una década o menos.
- Objetividad de la información. Parcialidad o imparcialidad, reconocimiento de otros puntos de vista, presencia de falacias, argumentos sesgados o no.
- Evidencia aportada. Bibliografía, opinión respaldada por fuentes independientes, consistencia interna y externa, información suficientemente detallada.
- Lenguaje. Ortografía y gramática, generalizaciones, exageraciones, utilización de un tono neutro, tono emocional, etc.
También ha de archivarse la información para continuar evaluándola en el futuro, sin llegar a conclusiones precipitadas si no se dispone de información o conocimientos suficientes. A veces no se cuenta con suficiente información para formar una opinión respecto a un tema, por lo que es mejor no tener una opinión (o estar dispuesto a cambiar de opinión) que formar una opinión inamovible basándose en información incompleta. Por ejemplo, la información disponible respecto a la transición en niños y adolescentes era mucho más escasa hace dos o tres décadas que actualmente cuando contamos con opiniones de diferentes profesionales y estudios publicados al respecto.
Por último, se continúa evaluando y reevaluando la información con el tiempo teniendo en cuenta los conocimientos que se hayan adquirido. Lógicamente, si la información de la que se disponía resulta ser falsa, es necesario cambiar de opinión y actualizar conocimientos. Es decir, uno puede haber leído en el año 2000 que la cirugía genital no da buenos resultados y no proporciona sensibilidad, lo cual puede haber sido cierto en ese punto en el tiempo, pero si se evalua esa información en la actualidad con la información disponible hoy en día, se comprueba que esta información de hace dos décadas ya no es veraz.
A continuación presento algunas de las falacias no formales que se pueden encontrar en argumentos (fuente):
- Ad hominem. En lugar de presentar razones para rebatir una conclusión, se ataca a quien defiende la conclusión.
- Ad baculum. En lugar de presentar razones en contra de una posición, se recurre a la amenaza
- Ad verecundiam. Apelar a una autoridad o a la mayoría en lugar de dar razones. Por ejemplo, "tal doctor dice que la transexualidad no es real", sin aportar razones por las que la transexualidad no es real más allá de "un doctor ha dicho eso".
- Ad populum. Razonamiento en el que se omiten las razones adequadas y se exponen razones irrelevantes que despiertan sentimientos o emociones en la audiencia.
- Ad ignorantiam. Razonamiento en el que se defiende que algo es o no es cierto basándose en el hecho de que no se puede demostrar lo contrario.
- Post hoc. Razonamiento en el que se establece relación causal entre dos fenómenos basándose en su coincidencia, sin suficiente base para demostrar que uno es causa y el otro es efecto (correlación no es causación).
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